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Pepe Álvarez y Carmen Castilla clausuran una jornada sobre Memoria Histórica en Málaga

Además se ha presentado el libro ‘San Rafael (Málaga). Las Fosas. Febrero 1937-Noviembre 1955’

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez y la secretaria general de UGT Andalucía, Carmen Castilla han clausurado una jornada sobre Memoria Histórica en Málaga. El acto, que llevaba por título «UGT en la República y la memoria histórica«, conmemoraba la represión sufrida por miles de personas durante la Guerra Civil y el régimen franquista. Además, en el evento se ha presentado el libro «San Rafael (Málaga). Las Fosas. Febrero 1937-Noviembre 1955».

En Málaga se vivieron uno de los episodios más tristes, más claros y desconocidos de la represión, la que sufrieron las mujeres durante el franquismo. Mujeres comprometidas con el proyecto republicano, militantes de la UGT y la CNT, partidos políticos y asociaciones femeninas acabaron en las cárceles franquistas, que estaban destinadas a doblegar y transformar a las personas que caían en sus manos. Allí, estas mujeres se encontraron con otras muchas cuyo delito era ser esposas, hermanas, madres o cuñadas de rojos y que por ello fueron estigmatizadas y condenadas, cuando no mantenidas como rehenes a la espera de que el régimen capturara a sus hombres, que sí se habían significado políticamente a favor de la República, por eso, en las fichas procesales, no tienen escritas, ni la causa de la condena, ni la detención.

De este amplio colectivo de mujeres represaliadas, hubo un gran número de ellas que siguieron la lucha contra el franquismo en la clandestinidad, muchas fueron fusiladas y otras encarceladas durante muchos años. Muchas de ellas sufrieron rituales de humillación: rapados de cabezas, purgas con aceite de ricino y escarnio público consiguiente, estos rituales públicos se representaban no tanto para castigar el pecado de la mujer sino para vejar, humillar y combatir al hombre que había detrás de ella y que no se había dejado atrapar: el marido, el padre o el hijo varón. En resumen, castigar al hombre… pero en el cuerpo de la mujer.

Con lo que dichas prácticas, al margen de su carga represiva per se, evidenciaban el acendrado carácter patriarcal y sexista del régimen que tuvieron que padecer las mujeres, ellas sufrieron una doble represión durante la etapa franquista: por rojas y por mujeres, incluso triple si pensamos en el estigma social que tuvieron que afrontar las supervivientes a sus salidas de las cárceles, despreciadas y desprestigiadas como mujer, procurando señalar en ellas como las rojas degeneradas en cuyo interior habitaba el mal. Rituales que no practicaban con los hombres, solo con las mujeres.

Por las cárceles de mujeres en Málaga pasaron más de 4000 presas, mujeres que pasaron hambre, miseria y penurias. Aquellas mujeres luchadoras de entonces, siguen aún siendo hoy en día referencia, hoy toman su relevo los movimientos feministas, son fuerzas vivas y muy activas que difícilmente van a poder ser paradas. El proceso es tan imparable que la mayoría de la opinión pública ha asumido que se trata de uno de los principales motores actuales del cambio social. Los cambios logrados para alcanzar la igualdad formal y las acciones positivas para avanzar en la igualdad real han sido instrumentos de utilidad para la igualdad de la mujer.

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