La obra documenta las experiencias de las víctimas de los ‘gulags’ franquistas, donde las víctimas eran tratadas peor que animales
El periodista Carlos Hernández de Miguel, excorresponsal en conflictos como Kosovo, Palestina, Afganistán e Irak, ha llevado a cabo una investigación exhaustiva de los archivos y supervivientes de los ‘gulags’ de la España franquista, donde las condiciones insanas, el hambre, la humillación, el miedo, el adoctrinamiento y, sobre todo, la muerte, reinaron con impunidad varios años. El autor documenta casi 300 de estos sitios, denominados explícitamente ‘campos de concentración‘ por los fascistas, hablando de sus más de 700.000 víctimas hombres y mujeres.
Hernández destaca la importancia de considerar el caso español en aislamiento, sin comparar con los casos más conocidos internacionalmente, en especial con la Alemania nazi y los gulags de Stalin. Sostiene que Franco en particular quería ‘reeducar’ a los que no fueran exterminados, prefiriendo imponer una sumisión «ideológica y mental» por encima de sólo crear mártires para sus opositores.
Tan sólo 48 horas tras el golpe de estado, el 19 de julio de 1936, se abrió el primero de los campos, en Zeluán. Hernández comenta con detalle las condiciones infrahumanas y el constante miedo a ser seleccionado arbitrariamente para ser fusilado, aun en el medio de la noche. Las mujeres, tanto prisioneras como visitantes, eran sometidas a la violación. Los prisioneros y prisioneras recibían a menudo agua contaminada o con gusanos, y algunos hasta tuvieron que beber su propia orina para sobrevivir. Narra también el papel que jugaron los sacerdotes, desde adoctrinamiento y violaciones del secreto de confesión hasta llevar a cabo ejecuciones.
El escritor calcula que, «tras documentar sólo los muertos en 15 de los 296 campos, ya suman 6.000«. Es imposible obtener un número exacto, ya que los mismos franquistas no mantenían registros, y miles de sus víctimas siguen actualmente enterradas en fosas comunes.
Desde la Unión General de los Trabajadores, se apoyan y defienden los proyectos, actos y acciones que contribuyen al reconocimiento y el homenaje a la Memoria Histórica de nuestro país, ya que se trata de uno de los principales pilares de la democracia española. La identificación y exhumación de los cuerpos de las víctimas del régimen fascista es fundamental para la Memoria Histórica, y un paso instrumental para continuar recordando uno de los puntos más importantes en la historia de la represión en España.
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