Homenajeamos a unas de las grandes heroínas del siglo pasado, Irena Sendler, quien casi perdió la vida para salvar a más de 2.500 niños de los campos de concentración en Polonia
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Hoy recordamos al ‘Ángel del Gueto de Varsovia’, Irena Sendler

Homenajeamos a unas de las grandes heroínas del siglo pasado, quien casi perdió la vida para salvar a más de 2.500 niños de los campos de concentración en Polonia

Se han cumplido 11 años del fallecimiento de Irena Krzyzanowska, mejor conocida como Irena Sendler o ‘El Ángel del Gueto de Varsovia’. Irena fue una enfermera y trabajadora social polaca, quien arriesgó su vida para salvar a más de 2.500 niños judíos del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial. Sus acciones solidarias culminaron en una condena de muerte por parte del régimen Nazi, soportó la tortura de la Gestapo sin traicionar a los niños ni a sus colaboradores, y fue rescatada en el último momento camino al patíbulo para su ejecución.

Aún antes de la invasión alemana, Irena se dedicaba a ayudar a la gente. Era enfermera para el Departamento de Bienestar Social de Varsovia y trabajaba en los comedores comunitarios de la ciudad. Estos establecimientos proporcionaban comida, ropa, medicinas y dinero para huérfanos, ancianos y pobres. La llegada de la guerra a Polonia supuso un cambio dramático en la vida de los varsovianos, ya que significaría la muerte de 600.000-800.000 locales, así como la destrucción de un 80% de los edificios de la ciudad.

Irena recorría el Gueto de Varsovia, establecido para los judíos por Alemania en 1940, con un brazalete con la estrella de David, ocultando sus propias creencias religiosas como signo de solidaridad y para no llamar la atención mientras llevaba a cabo del rescate de los niños. El Gueto era un lugar de alojamiento temporal para los judíos, un punto de tránsito antes de ser enviados al campo de exterminio de Treblinka. Terminó siendo el hogar de 40.000 personas, un tercio de la población de la capital polaca. Irena asumió la responsabilidad de pedirles a las madres y abuelas del Gueto que le entregaran sus hijos, decisión que podría salvar la vida de los niños, aunque sin garantías. Fue una decisión muy difícil para las personas visitadas por Irena y sus aliados, pero una que, a la larga, permitiría la supervivencia de más de 2.500 niños antes de la evacuación del Gueto en 1942.

Irena y su equipo hacía lo posible para sacarlos ilegalmente del Gueto sin que fuesen descubiertos, para que luego fueran albergados por familias católicas y conventos. Anhelaba que eventualmente los niños rescatados podrían retomar su identidad y volver con sus familias. Su detención y tortura ocurrió un año antes del alzamiento de Varsovia. Aguantó valientemente, fue rescatada y tomó medidas para que, si fuese a morir, unas listas con las identidades e historias familiares de los niños fueran recibidas por gente de confianza.

Desgraciadamente, la mayoría de los familiares de los rescatados terminaron falleciendo en los campos de concentración. Algunos se quedaron con sus familias adoptivas, otros fueron llevados a orfanatos, y otros poco a poco fueron enviados a Palestina. Lo cierto es que, sin las acciones valientes de Irena, los niños habrían sufrido el mismo fin. Por ello, ha sido reconocida internacionalmente, recibiendo el título de Justa entre las naciones en 1965, una expresión del judaísmo empleada para referirse tradicionalmente a aquellas personas no-judías cuyos logros merecen consideración y respeto y los que, según los Siete preceptos de las naciones, les espera una recompensa divina. También ha recibido la más alta distinción civil de Polonia, el título de ‘dama de la Orden del Águila Blanca’, en el 2003. En el año 2007 el gobierno de Polonia la presentó como candidata para el premio Nobel de la Paz. En el 2009, se estrenó una película de su vida, The Courageous Heart of Irena Sendler.

Sin embargo, Irena siempre insistió que sus rescates en Varsovia «fueron la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la gloria«, agregando que «la razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad«. Irena falleció el 12 de mayo del año 2008.

Desde la Unión General de los Trabajadores, se apoyan y defienden los proyectos, actos y acciones que contribuyen al reconocimiento y el homenaje a la Memoria Histórica, incluyendo la memoria de aquellas personas que lucharon y sufrieron para salvar vidas durante uno de los periodos más violentos y peligrosos de la historia europea.

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