Los trabajadores y trabajadoras migrantes no comunitarios son los más vulnerables a situaciones de explotación y tratos vejatorios
Melilla ha celebrado una conferencia que lleva por título ‘Migración, laboral y refugiados’. Ha contado con la participación de los ponentes Miguel Aparicio, técnico de Migraciones de UGT-Melilla, Estela Marina, CEO del grupo Aristeo y José Antonio Fernández Avilés, catedrático del Instituto de Migraciones de la Universidad de Málaga. La moderación del evento ha corrido a cargo de José Manuel Guirval, periodista que ha desarrollado gran parte de su carrera en la en la Cadena SER. La ponencia, programada en el marco de los actos conmemorativos del 130 aniversario de UGT, se ha celebrado en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la ciudad autónoma.
Desde UGT se expone que la actual crisis de los refugiados es el mayor reto al que se enfrenta Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La posición de los Estados miembros de la UE, así como de las instituciones europeas, está siendo inaceptable al limitarse a la vigilancia de las fronteras exteriores, vulnerando reiteradamente derechos humanos básicos e incumpliendo normas internacionales al negarse a adoptar las medidas necesarias para impedir la muerte y el sufrimiento de miles de personas que tratan de llegar al territorio de la Unión y hacer frente a una emergencia humanitaria en territorio europeo y en campos de refugiados en otros países. La Europa solidaria se resquebraja con esta crisis y la enfrenta al desafío de la coherencia consigo misma y los principios en los que ha establecido su existencia.
El fenómeno migratorio no es temporal, constituye un flujo continuo de millones de personas que, en un mundo tan desigual, tratan de buscar oportunidades de empleo, de desarrollo personal, o huyen de sus países para preservar la vida o la libertad. La envergadura del proceso supone un grave peligro de estratificación social y laboral, discriminación de las personas por su origen o identidad étnica, y de radicalización de comportamientos racistas y xenófobos que amenazan la convivencia civilizada.
Los trabajadores y trabajadoras migrantes no comunitarios son los más vulnerables a situaciones de explotación y tratos vejatorios, con acusados problemas en tareas como el servicio doméstico, el sector agrario, la hostelería o la construcción, es decir, en aquellas actividades con más permeabilidad de acceso, rotación, y precarización del empleo.
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