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Álvarez: «Hay que subir el salario mínimo a mil euros en enero de 2020»

El secretario general de UGT ofrece una entrevista en Eldiario.es

A continuación, puedes ver la entrevista que ha concedido Pepe Álvarez, secretario general de UGT con Eldiario.es. La entrevista se ha realizado en el contexto de los actos conmemorativos del 130 aniversario.

Pepe Álvarez (Belmonte, Asturias, 1956) tomó las riendas de UGT hace algo más de tres años, tras liderar durante más de dos décadas la organización en Catalunya. Desde la cabeza de una de las organizaciones sindicales más potentes del país, recuerda al PSOE y a Unidas Podemos que la mayoría de izquierdas en España es una realidad, que salió de las urnas el 28 de abril y que está al alcance de los trabajadores y trabajadoras de este país. Esa mayoría es la que puede desmontar puntos clave de la reforma laboral del PP, la prioridad para UGT previa al nuevo Estatuto de los Trabajadores que defienden los socialistas: «No se puede engañar a la gente. Hablar de un nuevo Estatuto de los Trabajadores quiere decir que con suerte se va a aprobar en la legislatura. Nosotros no vamos a esperar cuatro años».

Para el secretario general de UGT «el programa es más importante» que quién se sienta en el Consejo de Ministros. «No tendría absolutamente ningún sentido que no llegaran a un acuerdo y generaría una frustración muy importante entre el electorado tanto de Unidas Podemos como del PSOE».

¿Tiene que tener España un gobierno de coalición, como pide Unidas Podemos, o uno de cooperación o monocolor, como pide el PSOE?

Yo creo que tiene que tener un gobierno con un programa que recoja las reivindicaciones tanto de Unidas Podemos como del propio PSOE y de la mayoría de los ciudadanos. Y, a partir de ahí, creo que sería bueno que no se enredaran mucho y que buscaran una fórmula que permita que se desarrolle el programa de gobierno al que han llegado.

Entonces ¿cree que es más importante el programa de gobierno que la composición del Consejo de Ministros?

Sin ningún lugar a dudas. Empezar la casa por el tejado no es algo que se haga habitualmente y, desde mi punto de vista, los cimientos es el programa. Después habrá que buscar las personas que efectivamente puedan desarrollarlo.

¿Cuál es su pronóstico sobre las negociaciones? ¿Cree que hay posibilidades de llegar a un acuerdo? ¿Es optimista, es pesimista, sobre que podamos ir la repetición electoral?

Tienen que llegar a acuerdos. No tendría absolutamente ningún sentido que no lo hicieran y generaría una frustración muy importante entre el electorado tanto de Unidas Podemos como del PSOE. Las izquierdas de nuestro país tienen que aprender que se tienen que entender. En este caso para hacer un programa de gobierno, pero para desarrollar el conjunto del Gobierno se van a tener que entender con otras izquierdas, porque hay una mayoría de diputados y diputadas muy importante de izquierdas en el Parlamento que no se puede desaprovechar para conseguir el objetivo fundamental, que simplificándolo mucho es repartir la riqueza que se está creando en nuestro país.

El líder de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, ha afirmado que»igual es mejor» ir las elecciones en noviembre y obtener un gobierno «más tranquilo» que alcanzar uno más inestable ahora. ¿Por qué cree que la patronal prefiere un gobierno sin Unidas Podemos?

Es evidente. A mí me parece que la aportación de Unidas Podemos en este proceso de construcción del programa de gobierno es fundamental. Es tan fundamental que creo que tienen que ser muy conscientes de que los ciudadanos y las ciudadanas también están mirando si finalmente vamos a tener una izquierda que se entienda o vamos a tener una izquierda que posturee mucho.

Pablo Iglesias le convocó a una reunión para hablar de las negociaciones de gobierno. ¿Echa en falta que en el PSOE hagan lo mismo? Más aún con la relación histórica del PSOE con la UGT.

No. Con el PSOE hemos tenido una reunión, que pedimos nosotros a todos los grupos parlamentarios. La hemos pedido con la vicesecretaria general, nos ha permitido entregarle el programa de gobierno. Sé que en algunos sectores cuesta entenderlo, pero mi cultura sindical es de autonomía y la UGT no tiene ningún interés en tener ninguna relación que no conlleve conseguir derechos para las personas a las que representamos.

En el sindicalismo de clase estamos tan interesados en que no fracase esta nueva mayoría, que estamos dispuestos a trabajar para que para que esto sea real. Llevo tres años de secretario general de la UGT y, francamente, he perdido tanto tiempo en convocatorias electorales, en encontrar mayorías para poder conseguir derechos, tantas veces que lo teníamos a mano y vino un vendavalillo y se lo llevó… Que ahora que hay una mayoría efectivamente de izquierdas, que repito no sólo es Unidos Podemos y el PSOE, me parece que no hay derecho a que nos priven de esa posibilidad.

Cuando habla de que hay mayoría más amplia que la de PSOE y Unidas Podemos entiendo que se refiere, entre otros, a ERC. Siempre que usted habla de medidas progresistas, como desmontar la reforma laboral, afirma que el partido catalán no condicionaría su voto al proceso independentista. ¿Le consta que Esquerra apoyaría esas reformas porque lo ha hablado con ellos o porque lo intuye?

Hemos tenido la ocasión de hablarlo con los dirigentes del partido en más de una ocasión. Esquerra Republicana es muy consciente de que en Catalunya, entre los centenares de miles de personas que les han votado, hay una parte muy importante que lo han hecho porque quieren cambiar las cosas tanto en Catalunya como en España. Porque la escuela o la salud en Catalunya están en unas condiciones pésimas, como está en el conjunto de España, y hay los mismos problemas de desempleo.

No tengo ninguna duda de que esas medidas no tienen que tener ningún tipo de contraprestación, ni siquiera de debate en contraprestación. Si no, sería una traición a su electorado y tengo la seguridad de que no va a ser así.

¿Se sintió defraudado con el Gobierno del PSOE en la pasada legislatura cuando finalmente no aprobó por decreto los elementos que ya habían pactado con el Ministerio de Trabajo en relación a la reforma laboral?

Frustrado no. Viniendo del gobierno del PP en el que no habíamos podido arrancar nada, en un gobierno que dura nueve meses que queden muchas cosas colgadas, con alguna que se ha puesto en marcha, no puedo decir que estemos frustrados.

En todo caso, creo que en la vida política hay demasiada hipocresía y por eso ahora veo una mayoría política diferente. Porque no hay excusas de «a ver los del PDeCAT que van a hacer…», «el PNV cuesta mucho»… En ese sentido es en el que no me he visto frustrado y, sin embargo, ahora hay una nueva oportunidad que no la había en la legislatura pasada.

El PSOE incluyó la derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral en su marco de cinco temas centrales para un acuerdo de gobierno que dio a Unidas Podemos esta semana, dentro del marco de negociación del nuevo Estatuto de los Trabajadores. ¿Le vale esa fórmula a UGT?

A la UGT no nos vale ninguna fórmula que no pase por abrir una mesa previa y nosotros vamos a ir a esa mesa con la derogación completa de las reformas laborales. No vamos a sentarnos a la vez a hablar del nuevo Estatuto y de la derogación de aspectos de la reforma. Si me dice: «¿usted no va a firmar nada que no sea el 100%?». Ya me sentaré en la mesa y tendré tiempo de discutir, pero no voy a ir a la mesa con menos del 100%.

Menciona «las reformas laborales». Más allá de la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa, restablecer la ultractividad y lo que ya se abordó en la pasada legislatura, ¿qué medidas en concreto considera más prioritario desmontar?

El despido colectivo tiene que volver a causalizarse y hay que recuperar la autorización administrativa previa. Eso es fundamental. Antes de ir al nuevo Estatuto tenemos que hablar de contratación y tomar medidas efectivas para que no se celebren los contratos de mes tras mes, persona tras personas, que no se hacen por cómo es nuestro sistema productivo sino exclusivamente por el sistema especulativo que tenemos en el mercado de trabajo.

No se puede engañar a la gente. Hablar de un nuevo Estatuto de los Trabajadores quiere decir que con suerte se va a aprobar en la legislatura. Nosotros no vamos a esperar cuatro años con esta rémora que tenemos que nos impide negociar los convenios, que puedan subir los salarios.

La temporalidad que es muy alta en España. ¿Qué medidas concretas propone UGT para intentar reducir la temporalidad excesiva, sobre todo la más corta?

No solo es que la temporalidad es alta, sino que es el período de contrato es muy corto. ¿Qué hay que hacer? Penalizar. Un señor que tiene un restaurante y contrata cada seis meses seis veces a una persona, la misma u otra, para ocupar ese puesto de trabajo es evidente que está haciendo un fraude de ley. Lo que se requiere es aplicar la legislación, tener medios, vía Inspección de Trabajo, que continuamos teniendo muy pocos medios, y después ver qué medidas son las que se pueden tomar.

¿Le preocupa que PP y Ciudadanos estén cediendo demasiado rápido al discurso y las demandas de la extrema derecha en relación con los derechos de las mujeres, los migrantes, el colectivo LGTBI, pero también los derechos laborales en el futuro?

Me encandaliza. Estamos asistiendo a un proceso de derechización de estos partidos. Desde el punto de vista programático, una involución absolutamente insoportable. Ya sabíamos que había una parte del PP que tenía una tendencia más en esa línea, que justamente es la parte en la que no estaba el señor Rajoy, pero yo creo que los niveles son insoportables.

Luego, lo que realmente me parece pornográfico es la actuación de Ciudadanos. Pierden toda la credibilidad, pueden hacerse los ofendidos, pero todos los charcos que pisan son para quitar derechos y libertades públicas y derechos a la mayoría de trabajadores y las trabajadoras.

¿Qué le pareció lo que ocurrió con Ciudadanos en el Orgullo? ¿Su decisión de ir a pesar de que no firmaban el manifiesto, los abucheos que recibieron, la denuncia de Ciudadanos –aunque la Policía dice lo contrario– de que hubo una agresión violenta?

A mí no me gusta que se agreda a nadie, pero cada uno tiene que saber dónde pueden ir. A mí no se me ocurre ir a una manifestación de la ultraderecha. El 12 de octubre no aparecería en la Plaza Colón. Me parece que, después de la convocatoria de la manifestación del Orgullo, uno si quiere convoca a otra manifestación. Nadie tiene que monopolizar a ningún colectivo, ni ninguna manera de pensar.

A partir de aquí, pues seguramente que los manifestantes, si hubieran hecho de otra manera, hubieran recibido exactamente el repudio, que es lo que quería expresar yo creo que la inmensa mayoría de la manifestación, y no tendrían esta excusa que tienen y que a veces la tienen porque se la buscan.

¿Cree que es algo buscado, que fueron allí con ánimo de provocar una reacción?

Tampoco tengo tantos datos como para saberlo. En todo caso, culpar al ministro Marlaska me parece una infamia. A ver si no se va a poder decir nada en este país porque luego pase alguna cosa y te responsabilizan. A ver si no puedo decir yo que algunas de las reformas que se hicieron con el voto de Ciudadanos en el Congreso han sido extremadamente lesivas para los trabajadores y que algunos viven en la calle por culpa de irresponsabilidad de lo que han votado. ¿Si después hay alguien cuando pase por la calle le dice algo al señor Rivera soy yo el culpable?

UGT está celebrando en 2019 su 130 aniversario. Muy pocas organizaciones pueden presumir de un aniversario así, pero durante los años de la crisis los sindicatos perdieron parte de su crédito y su imagen. ¿Cómo valora la situación actual de respaldo social que tiene el sindicato y cómo están intentando atraer a más ciudadanos hacia el sindicalismo?

Los sindicatos en general, y la UGT en particular, en la empresa donde tiene organización no ha sufrido una gran debacle. Tenemos gente competente, formada, con mucha credibilidad y estos son los que realmente han sostenido al sindicato. La caída de afiliación que se produjo creo que tiene mucho más que ver con las personas que han ido al desempleo que por razones de posicionamiento.

También hubo una campaña en contra de los sindicatos

Sí. Ahora nosotros somos plenamente conscientes de que hay una parte de la sociedad que tenemos que recuperar. Lo que es evidente es que en la medida en que crece el empleo crece la afiliación. Estamos hablando de récords de personas que se afilian al sindicato desde que tenemos registro. El año 17 eran en torno a 72.000 personas que pidieron el alta, en 2018 han sido más de 80.000 y en el 19 yo creo que vamos a pasar de las 90.000.

Somos optimistas. Estamos sacando unos resultados extraordinarios en algunos sectores, como la Administración pública, donde hemos pasado de ser el cuarto sindicato a ser el segundo. Yo creo que el sindicato se está recuperando. Somos plenamente conscientes de que algunas cosas las podríamos haber hecho mejor.

Dijo en una reciente entrevista en El Mundo que UGT no dará más formación. ¿De ningún otro tipo que no sea la formación sindical? ¿Por qué toman esta decisión?

Fundamentalmente por dos razones. La primera: porque el sistema de justificación de la formación en nuestro país genera inseguridad jurídica, hay riesgos desde el punto de vista de la gestión. La segunda cuestión es tener el riesgo de que esto sea malinterpretado, del titular fácil de ‘Los sindicatos reciben 60.000 millones de euros de subvención’, que luego si lo lees dice que es subvención para la formación. Me parece que es un riesgo absolutamente innecesario.

Eso es en lo que nos vamos a desentender de la formación. Estamos intentando cerrar un acuerdo la CEOE, Cepyme, Comisiones y UGT que contemple que las organizaciones sindicales en lugar de ser las que impartimos la formación, tengamos un papel de gestión desde el punto de vista del control y del diseño. Hay un instrumento que es el que hay que utilizar para hacer la formación, que son los convenios colectivos de ámbito sectorial.

Algunos han utilizado los casos de corrupción para cuestionar la gestión de fondos públicos que hacen los sindicatos. Salir de ahí y decir que no quieren gestionar directamente estos fondos de formación, ¿no da un poco de aire a esta idea?

Todo da aire. Nosotros tenemos un instituto, el IFES, que no podemos continuar manteniendo. En los presupuestos de la UGT, el IFES desde el año 2012 hasta 2019 que lo vamos a liquidar, nos ha costado 30 millones de euros de recursos propios del sindicato. Nosotros no podemos continuar manteniendo una estructura abierta a cargo de la cuota de los afiliados y no vemos una perspectiva de poder hacer formación y romper esa desconfianza que se ha situado en la sociedad.

Bueno, en una parte de la sociedad, luego me voy a visitar empresas me encuentro a mucha gente que me dice «estoy aquí gracias a un curso de la UGT». Lo que me gustaría es que lo manifiesten porque, si no, da la sensación de que todo esto es como un barullo. Y tampoco quiero decir que todas las cosas se han hecho bien, pero volver hacia atrás y situarnos en este tema creo que ahora no nos ayuda.

El Gobierno aprobó por decreto al final de la legislatura algunas medidas en favor de la igualdad de hombres y mujeres en el terreno laboral, como la ampliación de los permisos de paternidad y la extensión de los planes de igualdad. ¿Qué más se puede hacer en el terreno legislativo para reducir la desigualdad de género en el trabajo? ¿Qué propone UGT?

 

Nosotros hemos valorado positivamente los decretos del Gobierno, pero no se han consultado, no se han trabajado y no tienen dotación presupuestaria. No es muy razonable que haya un decreto que obligue a las organizaciones sindicales a hacer un papel para todos los trabajadores y que pretendan que lo paguen sólo los afiliados al sindicato.

¿Y qué más se puede hacer?

Todo. Creo que hay que ir a una ley de transparencia salarial, tenemos que tener la posibilidad de saber qué ganan los hombres y las mujeres en las empresas y ver si efectivamente hay una equidad en relación a los salarios. Pero tenemos que hacer más cosas. Otra de las discriminaciones imparables se encuentran en las categorías profesionales de libre designación de la empresa. A las empresas igual no se trata de decirles –aunque podría ser– quién y cómo se seleccionan estos cargos, pero tienen que tener una cierta equidad, homogeneidad entre hombres y mujeres.

Cuando nosotros estamos planteando la derogación de las reformas laborales, lo hacemos fundamentalmente por las mujeres, que padecen la contratación temporal de manera muy especial y los salarios más bajos. Además, hemos ofrecido al Gobierno la creación de una red, que nosotros estamos haciendo ya en el sindicato, de delegadas y delegados por la igualdad. Que en los centros de trabajo tengamos personas especializadas en discriminación por razón de género, también por orientación sexual, que incluso pudieran ayudar a detectar casos de violencia de género y acompañar desde la empresa a las personas que se encuentran en esa situación.

UGT ha posicionado la defensa de los derechos LGTBI en el ámbito laboral como otra de las líneas sociales del sindicato. Hay estudios que dicen que la mayoría de las personas del colectivo están dentro del armario. ¿Cuáles son los principales obstáculos y discriminaciones que detectan en las empresas para que esto sea así?

Me preocupa más la discriminación que sufren las personas, que seguramente es lo que impide que haya más gente que salga del armario. Aunque salir del armario es una cuestión absolutamente libre y voluntaria de cada persona.

Yo creo que el tema LGTBI y la empresa es uno de los elementos claves del futuro. Este año el Día del Orgullo se dedicó a las personas mayores LGTBI y nosotros vamos a intentar que el año que viene aparezca el tema de los trabajadores LGTBI en el centro de trabajo. No tanto para abrir puertas de armarios, que hay quien tampoco considera que está en un armario aunque no lo vaya diciendo cada día, sino fundamentalmente para intentar que no se produzcan situaciones de discriminación. Estamos elaborando una encuesta que nos va a permitir ponerle cifras a estas situaciones.

Mencionaba hace poco la posibilidad de que se cree un fondo estatal que pague tanto el desempleo como formación de los trabajadores mientras están desempleados. ¿Qué le parece la fórmula de la mochila austriaca que incluyó el Gobierno de Sánchez en la ‘Agenda del Cambio’?

No tiene nada que ver con esto que estaba planteado. Nosotros planteamos una cuestión que ya teníamos casi negociada en la época del gobierno el Partido Popular, que es un sistema que funciona en Alemania muy bien, en el que que cuando una gran empresa –aquí tendríamos que hablar solamente de sectores o de grupos de empresas– tiene una situación de crisis temporal, en lugar de ir el personal al desempleo con todo el drama que eso representa, se crea ese fondo que pueda pagar el seguro de desempleo y durante ese tiempo esas personas tienen un programa de formación en relación con lo que van a trabajar en la próxima temporada.

¿Y qué opina sobre la mochila austriaca?

La mochila austriaca es austriaca y Austria se parece a España como un huevo a una castaña, con toda sinceridad. ¿Por qué se hizo en Austria? Fundamentalmente por un problema de que los trabajadores no se movían de las empresas, ese no es el problema que tiene España. No estoy de acuerdo en crear una mochila que finalmente dará al empresario la posibilidad de tener despido cuando quiera. Porque si el trabajador se va a llevar el dinero correspondiente a su despido, cuando tenga 55 años, ¿por qué va a esperar a que se jubile? Si ya tiene ahí un fondo para poder despedirlo.

Y es más: en Austria se puede gastar el dinero durante el tiempo que estás trabajando, porque es tuyo. ¿Alguien quiere pensar en este país que alguien que vaya a hacer la temporada turística, que esté contratado seis o nueve meses, y lo que ha generado en la mochila en esos meses no va a tener necesidad de gastarlo? Es una broma. Me gustaría que antes de sacar las ocurrencias en los medios de comunicación, nos las llevaran a la mesa para poder discutirlas a ver si saben de qué va.

¿No le consultaron para hacer esa propuesta?

No, no, en absoluto. Ni siquiera en la entrevista que tuve con la ministra de Economía hizo referencia a la mochila austriaca y en las mesas de negociación con el Gobierno en ningún momento apareció, ni en las conversaciones con el presidente.

¿Cómo se está aplicando el registro de jornada obligatorio? ¿Dónde ven más resistencias a cumplir con la normativa?

Resistencias hay en todos los sitios, porque hemos descubierto que el registro horario tiene más importancia de la que nosotros habíamos valorado inicialmente. Las empresas, casi todas, tenían una parte del personal que no marcaba y prolongaba la jornada. Es un debate que se ha abierto y que tenemos que solventar y ser valientes como han hecho en Francia: a las cinco, a casa. Creo que eso nos va ayudar a entrar en otro debate de racionalización de horarios importante.

Cuando el presidente la patronal dice que hay muchas empresas que le comunican que los trabajadores les deben horas. ¿Qué opina?

Pues qué bien, ¿no? Deberían de estar apoyando el registro de jornada y hacer que todo el mundo lo cumpla. Pero ¡qué tontería! No es verdad. La patronal ha descubierto que esta medida se tiene que volver contra los sindicatos y no lo van a conseguir. ¿Por qué? Pues porque dicen que la salida a fumar un cigarrillo no es tiempo de trabajo. Porque lo digan ellos, es tiempo de trabajo, por supuesto. En todo caso si tienen que hacer algún cambio legislativo que lo propongan.

Mi vida me dice que cada vez que entro a un restaurante difícilmente antes de salir no se me acerca un camarero y me dice «hagan algo, yo sé cuando entro pero no sé cuándo salgo». Esto es lo que ocurre en una parte muy importante de nuestro país. .

El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, afirmó esta semana que «los socialistas lo hicimos fatal en la crisis de 2008». Defendió que el Gobierno de Zapatero debería haber tomado medidas como las que adoptó Felipe González, facilitando la contratación parcial y temporal. ¿Comparte esa opinión?

No sé, si él lo dice que estaba en el Gobierno… Yo no estaba. Analizar después de un tiempo, por cierto siendo todavía secretario de Estado, no me parece muy adecuado. Máxime si en aquel momento se vio, se dijo y, si no te hicieron caso, no has dimitido. Eso es lo que suele hacer la gente normal. Seguramente que hay un afán de protagonismo, que por otra parte viene manifestando el secretario de Estado en posiciones políticas que la ministra no compartía.

Nosotros hemos discrepado con él en todo este tiempo en relación con el trato que ha manifestado que había que dar a las viudas y a la revalorización de las pensiones. Yo no entiendo que sea secretario de Estado, que no esté de acuerdo con mi superior y no me vaya. Tampoco le voy a dar más consideración porque seguramente le va muy bien para su ego.

Destaca a menudo la necesidad de que España avance en la redistribución de la riqueza. ¿Cómo se concreta esto en materia fiscal? ¿Qué impuestos habría que tocar o que crear?

Primero tenemos que conseguir que pague todo el mundo. Todos los estudios dicen que estamos en torno a 80.000 millones de euros de fraude. Hay un esfuerzo ingente que hacer. Hay empresas que utilizan eufemismos fiscales, salen del país o buscan asesores que conocen bien el funcionamiento del Estado, que seguramente tengamos que poner alguna alguna incompatibilidad para poder asesorar las dos cosas a la vez y no estar locos. Creo que hay que acabar con esas con esa impunidad, que hace que haya empresas de la nueva economía que pagan menos impuestos que un mileurista.

Y si con eso no llegamos hay que subir los impuestos. Tenemos nueve puntos por debajo de recaudación que la media europea de la media europea y por tanto no hay que asustarse. También hay que acabar con el dumping en materia impuestos que se produce en España entre Comunidades Autónomas, que es un escándalo y que lleva por desgracia a que todas las comunidades quieran competir con una cosa tan estúpida como esta. Eso sí, no competimos en ver quién apaga mejor los incendios, en becas o en cuánto hay que esperar para que te den cita en el médico de cabecera. Eso tiene que ver con los impuestos que se pagan.

¿Cuál debería ser el Salario Mínimo Interprofesional en el año 2020? ¿Tienen alguna propuesta que dar al Gobierno?

Nosotros lo tenemos clarísimo. El salario mínimo el 1 de enero tiene que ser 1.000 euros y todavía no vamos a llegar al 60% del salario medio, que es lo que recomienda la Carta Social Europea. En la medida en que la patronal no está dispuesta a subir salarios, que tenemos una normativa que regula los convenios colectivos que impide su negociación, sobre todo en aquellos sectores más regulados, queremos continuar avanzando vía SMI.

¿Se lo han dicho ya al Gobierno?

Por supuesto, lo sabe el Gobierno, lo sabe la patronal. Yo le he dicho a la patronal que, si llegamos a 31 de diciembre y cumplen y todos los convenios colectivos están con el salario mínimo de mil euros, que fue el caballo de batalla de la UGT en la negociación del AENC, igual podemos hablar. Pero no tienen ninguna intención de cumplir, se han puesto como locos porque sube el salario mínimo a 900 euros a primeros de año.

Y, después, francamente ya no pueden esperar más los que han dicho que iba a ser una ruina el salario mínimo.

Se ha demostrado ya que todas estas previsiones económicas catastrofistas eran falsas.

Pero continúan diciendo que van a esperar a no sé cuándo. ¿Qué van a esperar? ¿Tres años? ¿Cuatro años? Porque en realidad la Comisión Europea acaba de mejorar las previsiones de crecimiento para España y lo ha hecho por lo que está tirando el consumo interno. Y básicamente el consumo interno está tirando porque ha subido el salario mínimo interprofesional. Subirlo a 1.000 euros generaría un efecto muy positivo para la economía española.

Aquí puedes ver la entrevista en eldiario.es (incluye vídeos de la entrevista)

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