La española que ‘venció’ a Hitler ya tiene calle en París

Neus Català, la voz de las mujeres represaliadas por los nazis, boicoteó más de 10 millones de cartuchos de munición alemana

Neus Català Pallejà​ fue una política española, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña (PSUC) durante la guerra civil española. Fue la única superviviente española del campo de concentración nazi de Ravensbrück. La luchadora falleció hace seis meses en su pueblo, Els Guiamets.

Català era una de las últimas supervivientes del Holocausto y una de las que con más conciencia trabajó durante toda su vida para honrar y conservar la memoria histórica de las víctimas, en especial de las mujeres. Ahora París ha inaugurado una calle en su honor y le entregará, a título póstumo, la medalla Grand Vermeil, la distinción más importante que otorga el consistorio parisino.

En declaraciones a Eldiario.es, Juan M. Calvo lamenta la «contradicción» que supone el reconocimiento parisino para Català que en España todavía está por llegar. «En Francia, los republicanos españoles son héroes a nivel oficial, en cambio aquí, debido al retraso en las políticas de memoria histórica, las víctimas son demasiado desconocidas», ha sostenido.

Catalá se exilió y fue denunciada a las autoridades nazis por un farmacéutico. La detuvieron junto a su marido en 1943. Encerrada y maltratada en Limoges, Francia, en el año 1944 fue deportada a Ravensbrück, donde fue obligada a trabajar en la industria de armamento. Allí formó parte del llamado ‘Comando de las gandulas’, un grupo de mujeres que boicoteaba la elaboración de las armas que se fabricaban en Holleischen, una fábrica que dependía del campo de concentración de Flossenbürg.​ Gracias al sabotaje, muchas mujeres forzadas a trabajar en aquella fábrica inutilizaron unos diez millones de cartuchos y estropearon numerosas máquinas de fabricación de armamento.

Después de ser liberada, regresó a Francia, donde continuó su lucha clandestina contra el franquismo. Vivió en Sarcelles, cerca de París, y presidió el Amical de Ravensbrück. Siguió siendo militante del Partido Comunista de Cataluña (PCC), Izquierda Unida y Alternativa (EUiA), y la Fundación Pere Ardiaca, de la cual era socia de honor.