Javier Fernández Lanero, secretario general de UGT Asturias, ha escrito un artículo con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, en la que expone que “una sociedad que no valora a sus mayores es una sociedad injusta”. A continuación, puedes ver el texto:
Hoy que se conmemora el Día internacional de las personas mayores tenemos que decir alto claro y con mucho orgullo, que desempeñan un papel muy importante en nuestra sociedad, pues son las que atesoran la autoridad de un conocimiento aprendido a base de los años vividos.
Auténticos líderes forjados por la experiencia adquirida y un saber hacer, casi siempre desaprovechado cuando no perdido, producto de equivocarse y caer una y otra vez, y de volver a levantarse sin medios, pero con la fuerza, la convicción, el inconformismo y la ilusión por un nuevo mundo, que fueron capaces de conquistar con el final de la dictadura y la llegada de la democracia.
Son los garantes de que todos nosotros y nosotras tuviésemos las posibilidades y las mismas oportunidades de formarnos y desarrollarnos en una sociedad libre y con derechos, donde pudiésemos aspirar a tener un desarrollo laboral, un plan de vida y una expectativa de futuro.
Personas mayores que cuando las cosas se torcieron son los que nos volvieron a acoger en sus hogares, y los que todos los días cuidan de las nietas y nietos, aportándoles en esas edades tan tempranas un tiempo, un cuidado, una seguridad y un acompañamiento de valor incalculable e insustituible.
En su día contribuyeron con cotizaciones, pero hoy contribuyen con una labor social fundamental, que no formaba parte del pacto generacional de las pensiones, y que es poco valorada y nada reconocida por quienes hoy estamos empezando o estamos a medio camino de ser personas mayores.
Qué derroche de talento y saber hacer de una población envejecida que todavía tiene mucho que enseñar y aportar; entre otras cosas, a pelear y a luchar por conquistar y defender derechos desde la unidad y la movilización, como lo hacen por las pensiones públicas, que no son para ellos que ya tienen todo el pescado vendido, que son para nosotros y nosotras, que somos los que no nos movilizamos.
Por eso hoy en día hay que exigir a todo el mundo, sobre todo a los representantes públicos, un reconocimiento, cuando menos respeto, para nuestros mayores. Para que de verdad podamos tener un envejecimiento activo; para que dispongamos de más agilidad y recursos a la dependencia; para que no mueran solos y olvidados; para tener unas pensiones dignas suficientemente revalorizadas como establece nuestra Constitución, y dejemos de enfrentar a las personas mayores con los jóvenes; para que el envejecimiento deje de ser una amenaza y se convierta en una verdadera oportunidad de generar empleo, a través de servicios de atención a este colectivo; para que ser mayor sea el resultado de una mayor esperanza de vida gracias a nuestro gran sistema de salud y no una maldición divina que hay que pagar. Porque una sociedad que no respeta, que no reconoce y que no valora a sus mayores, es una sociedad injusta.
Pero cuidado, que con la dignidad de nuestras personas mayores no se juega. No se puede vencer a quien se enfrentó a la cárcel, al exilio y a la muerte solo para defender la libertad y los derechos de los demás; a quien lo perdió todo, menos su dignidad, y supo reconquistar y derrotar a una dictadura.
Quien lo intente fracasará y en el mejor de los casos, ‘al platu vendrás arbeyu’.
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