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La actividad económica, el crecimiento y la creación de riqueza encuentran su legitimidad en la prosperidad de la población, en la satisfacción de las necesidades humanas y los objetivos sociales democráticamente establecidos. La concentración de la riqueza mundial en manos de una parte extremadamente pequeña de la sociedad no encuentra justificación posible en términos políticos ni morales, y evidencia las insuficiencias e ineficiencias de nuestros sistemas de convivencia. El modelo neoliberal imperante ha transformado el capitalismo en las últimas décadas, empezando por el abandono del objetivo del pleno empleo y su sustitución por la lucha contra la inflación, la desconexión entre salarios y productividad, y entre creación de riqueza y distribución de la misma. En este proceso tuvieron un papel clave las privatizaciones, rebajas de impuestos directos, desmantelamiento de los servicios públicos esenciales y las prestaciones sociales.
Las consecuencias son el agrandamiento de las desigualdades tanto en la distribución primaria directa de la renta (pérdida de participación de los salarios en la distribución de la renta) como indirecta (salario diferido a través de las prestaciones sociales) y, en último término, un deterioro y clara regresión del modelo social europeo. El deterioro de las condiciones de vida de grandes capas de la población –especialmente después de que los gobiernos decidieran hacer caer sobre los ciudadanos y ciudadanas todos los costes de la crisis económica- se ha convertido en un elemento desestabilizador, germen de otras expresiones de frustración y descontento que están arrastrando al extremismo nacionalista y xenófobo a grandes capas de la población, en Europa como en otras regiones del mundo.
La maximización del beneficio a cualquier precio, por encima de cualquier regla o principio, ha convertido al capitalismo en un riesgo global para las personas y para los sistemas democráticos, y en un problema que requiere ser enfrentado de forma urgente.
En el ámbito nacional, la distribución de la riqueza se apoya en todas las piezas que conforman el Estado de Bienestar –cuyo futuro en el marco de la digitalización económica debemos redefinir para preservarlo- y que se concreta en:
- Pleno empleo, ampliando la base de las rentas del trabajo
- Mejora del poder adquisitivo del salarios y pensiones, distribuyendo equitativamente los incrementos de la productividad
- Equilibrio territorial, favoreciendo la cohesión económica y social
- Fiscalidad justa, con inclusión de las actividades y flujos de capitales que se han situado al margen del sistema, y con progresividad, lucha contra el fraude y la economía sumergida.
Ponentes:
_Antonio Catalán (presidente de AC Hotels by Marriott).
_José Carlos Díez Gangas (economista).
_Isabel Araque Lucena (secretaria Confederal de UGT).
Modera:
_José Manuel González Huesa, director general agencia Servimedia.
Presenta:
_Luis Miguel Reillo, secretario general de UGT Madrid.
